El verano es un momento donde las condiciones climatológicas nos mueven a bañarnos, y esto se hace además de una manera lúdica con familia, amigos, en lugares de reunión, lo cual nos lleva a usar piscinas, ríos, aguas públicas como las playas y por supuesto, la doméstica y saludable ducha.
El problema del verano está en la coincidencia del problema de los ojos y las aguas, diferente según en qué entorno. La saludable agua doméstica está exenta de riesgos, y es una manera eficaz pero poco divertida de refrescarnos. Las aguas públicas, como piscinas, poseen el problema del cloro (que debe estar en niveles suficientemente elevados para que sea eficaz), o de la contaminación debida al uso masivo de personas que, en algunos casos, padecen enfermedades virales. La llamada “conjuntivitis de las piscinas” es un problema frecuente, que es causado por una especie viral llamada “adenovirus” y que causa conjuntivitis agudas bilaterales, que afectan a grupos familiares o de amigos, y que tiene unos 15 días de duración. Pueden afectar a la conjuntiva y a la córnea y causar daño visual que dura durante meses en algunos, pero por fortuna pocos casos, puede llegar a durar incluso años.
Las aguas de ríos, lagos y lagunas son muy peligrosas para los usuarios de lentes de contacto. Contienen, entre otros gérmenes, las temibles amebas (acanthamoeba), que contaminando la lentilla, causa una infección corneal muy grave que puede llevar incluso a la pérdida completa del globo ocular. Mucho cuidado con usar las lentillas cuando se bañe en lagos, ríos o aguas dulces no controladas, en especial, si estamos en países exóticos o tropicales.
El agua de mar es la menos problemática de todas. Está siempre limpia, las contaminaciones industriales están normalmente ausentes en las playas españolas (no así en otras playas). Ha de evitarse el baño en aguas de puertos deportivos o cercanas a puertos marítimos, puesto que la contaminación química es frecuente (por detritus y gasolina). Hay que aplicar las mismas normas para los usuarios de lentes de contacto (no bañarse con ellas). Los problemas de los ojos vendrán más causados por el exceso de sol, que puede ocasionar conjuntivitis irritativas llamadas actínicas, puesto que están causadas por la acción de los rayos solares, en particular de los rayos ultravioleta.
En resumen, recomendamos a los veraneantes que no se bañen con las lentillas de contacto puestas, en aguas dulces de ríos o lagos y si pueden tampoco en aguas de las playas. En las piscinas, si se va a prolongar mucho rato el baño, por ejemplo nadando, usar gafas de natación para evitar los efectos tóxicos del cloro y de los productos químicos de conservación. Poco se puede hacer por evitar una contaminación viral, pero recomendamos que aquellos que tengan la conjuntivitis no se bañen en piscinas hasta que no se encuentren bien o les vea su oftalmólogo. En el caso de tener irritación ocular, molestias en los ojos unos días después de bañarse en piscinas, acudir al oftalmólogo para que le trate convenientemente, puesto que el tratamiento de estos problemas es crítico para evitar complicaciones. Finalmente, el uso de lentes de contacto en verano debe asociarse al uso de gafas de sol, para evitar la irritación de los ojos causada por el mismo y, además, utilizar lágrima artificial prescrita por su oftalmólogo, para mejorar la tolerancia a las lentillas y suavizar los efectos de las divertidas actividades al aire libre que realizamos.
Prof. Jorge L. Alió
International Ophthalmology Clinics
VISSUM Corporación